Walzenhausen es una pequeña ciudad en el cantón suizo de Appenzell. Aquí es donde comienza nuestra historia, cuando, en los años treinta, Ulrich Jüstrich transforma una fábrica de cepillos en lo que se convertirá en una empresa internacional líder en la creación de productos cosméticos a base de aceites esenciales y extractos vegetales. Tres generaciones han recogido su legado y han permanecido fieles a la visión de su fundador.
Ulrich Jüstrich es poco más que un niño cuando emigra a Argentina, donde se dedica la venta de cepillos puerta por puerta. Brillante y motivador, su estilo sigue siendo el nuestro: la amabilidad y la atención a las personas, y una profunda pasión por los productos.
Ulrich Jüstrich regresa a Suiza para tomar el relevo de su padre. En lo que antes había sido un laboratorio de bordados, se coloca la primera piedra de la empresa, y crea puestos de trabajo para su tierra natal.
En pocos años, Ulrich Jüstrich trasforma la empresa familiar y desarrolla un nuevo proyecto con una gran visión de futuro: ofrecer productos de una calidad excepcional para el bienestar de la persona y la limpieza de la casa, mediante un sistema de comercialización directa. Así nacen los primeros cepillos producidos por Just en Walzenhausen.
Más de 100 consultores de venta distribuyen los productos Just en Suiza. La empresa les ofrece oportunidades de formación y herramientas cada vez más eficaces para apoyar y mejorar su trabajo.
A principios de los años cuarenta, la evolución estratégica es fundamental: Robert Gély, un químico que ama la naturaleza y conoce muy bien la flora de las montañas suizas, empieza a desarrollar los primeros productos cosméticos.
Después de múltiples investigaciones, finalmente se empiezan a producir los primeros productos para el baño y tratamientos para los cabellos y los pies. Su formulación nos inspira todavía hoy: una alta concentración de principios funcionales, la mejor asociación y la forma cosmética más eficaz.
Los consultores/as ya son 200 y trabajan, con un éxito cada vez mayor siguiendo, nuestro primer eslogan "Lo que aporta Just es bueno". Durante mucho tiempo será realmente nuestro "sello personal".
La segunda generación, con Ernst y Hansruedi Jüstrich, entra en la empresa familiar.
Las sedes de producción de Walzenhausen se amplían.
Unas fórmulas innovadoras y una producción minuciosa guían el crecimiento en los siguientes años. Tras el éxito en Suiza sigue Alemania, con la apertura de una organización específica de venta en este país.
Just cumple
50 años: con este importante aniversario inicia una década de expansión que lleva la marca a distintos continentes.
Los productos Just llegan a Italia, donde son acogidos con curiosidad y entusiasmo, y pronto se convierten en todo un éxito. En el mismo año, la organización de venta Just llega también a Austria.
Nace Suisse Just America, lista para conquistar un mercado amplio y prometedor que en unos años se expandirá hasta Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú, México, Uruguay, Venezuela y Estados Unidos.
En Argentina se abre una sede de producción de vanguardia que aprovisiona al amplio mercado sudamericano.
La marca Just llega a Eslovenia y, al año siguiente, también a Hungría.
La tercera generación de la familia Jüstrich, con Marcel y Hansueli Jüstrich, se suma a la gestión de la empresa matriz.
Los productos Just se comercializan en todo el mundo gracias a unos 60.000 consultores, y llegan hasta mercados como África y Japón.
Desde nuestra sede de producción en Suiza, los productos se envían a más de 30 países del mundo mediante un sistema de venta directa que llega hasta las casa de millones de familias.
España está lista par acoger el universo de calidad, bienestar y relación que durante casi 85 años ha conquistado a tantos fieles admiradores en todo el mundo.
Con la inauguración de las nuevas instalaciones de producción de Just International en Walzenhausen, Suiza, la empresa continúa su historia en una nueva sede con todas las innovaciones, donde la calidad y el método se unen y continúan inspirándose en la naturaleza y la tradicción galénica.
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